En pleno disfraz. Desde las profundidades del patriarcado

La cultura patriarcal se sostiene en el deseo de lo otro. “Yo quiero lo que tú tienes”, “yo quiero lo que tú eres”, “yo quiero todo lo que existe”, “yo quiero para mí todo”: hombre, mujer, niño, niña; la tierra, el agua, el aire. “Quiero la guerra, sino, ¿cómo soy un héroe y justifico los galardones en un traje guerrero desbordante de oro, que me significa?”. “Quiero la vida privada, pero también necesito la privada-privada, la más guardada y que esté farandulizada”.

“Tengo un cuerpo, pero quiero otro y que permanezca estacionado, sin vejez, fealdad ni muerte; y todo se lo pagué y seguiré pagándoselo a esta medicina de cuchillos del sistema”, (gran negocio biológico y farmacéutico, sostenido por los hombres, padecido por las mujeres pacientes y disfrutado por los gays/trans en sus transformaciones gozosas).

El diseño del futuro y de las mujeres está en manos de los hombres gays/trans, que han estado escondidos en los espacios más oscuros y secretos del sistema durante siglos, como ratones, saliendo -de a poco- de debajo de las polleras de los curas, y trepando por la academia reaccionaria y retardataria. Y cuando salen a la luz del día, esta los transforma en disfrazados, semidesnudos, como payasos grotescos y pintarrajeados, con mucho mucho Che Copete “elegante”, con mucho mucho glamour de lycra de cuarta; y así se contornean en los “lindos” carros alegóricos de su Gay Parade, o en las aulas académicas que les enseñan que sus performances arribistoides son arte y política.

La dignidad humana es otra cosa… aún pendiente…

Margarita Pisano, colaboradora A. Franulic.

Movimiento de Mujeres Rebeldes del Afuera.

PD: A propósito de la memoria de título de Naomí Orellana, quien brillantemente analiza la “micropolítica” radical con métodos etnográficos al más puro estilo de Malinowski. Esperamos que su revolución sea posible y que su examen de grado sea todo un éxito. Le sugerimos que practique la meditación para que la vida se la tome con calma frente a tanto fundamentalismo que hay en el mundo, tal como lo visualizó –con tanta agudeza- en su trabajo de campo.